domingo, 15 de diciembre de 2013

Relato "Manha de carnaval" con la música de Joan Chamorro

Aquí sigo con la novela. Noviembre no fue suficiente, claro que no, y Diciembre está siendo un mes lleno de cosas y más cosas; Pero escribir no pierde fuerza, por eso me he puesto con algo que tenía pendiente.

Hace tiempo que terminó la iniciativa de "Dame, doy, ten, y yo lo transformaré", pero tenía una petición desde el verano que me hizo Joan Chamorro, sí, el mismísimo Chamorro, este músico catalán que ha creado la S ant Andreu Jazz Band,la big band más joven de Europa, con gente tan buena como Andrea Motis, y muchos más.

Así que después de tanto movimiento de aquí para allá, y tantos proyectos, por fin me he sentado a darle forma a esto, y he decidio hacerle mi regalo de navidad poniéndole unas letras a esta canción tan encantadora que me ha mandado.

Influida por el Jazz, por el Swing, por estos movimientos musicales americanos que golpean fuerte mi cabeza y mis piernas (he empezado con el Lindy Hop), pero sobre todo escuchando este precioso tema de Joan, aquí os dejo lo que ha salido de la mezcla de su canción "Manha de carnaval" (que tenéis aquí abajo) y mis letras.

            


MANHA DE CARNAVAL ♫

      Esa noche la volvió a tocar de nuevo. Hacía muchos años que no lo hacía porque, sólo con las primeras notas, una ligera sombra de tristeza le envolvía, y ni tan siquiera unos cuantos tragos de aguardiente conseguían que se difuminara.
Sin embargo esa noche, esa que estaba a punto de terminar, esa que creía que sería una de las últimas porque los dedos se le empezaban a entumecer y algunas de las notas se le olvidaban por el camino, una chica se le acercó y se la pidió.
Sorprendido por escuchar aquel título que escasas veces había vuelto a tocar y tan pocos conocían, se quedó unos segundos mirándo a aquella joven mientras unas imágenes antiguas acudían a su cabeza. Entonces ella volvió a acercar su boca a su oído para decir simplemente: "Ella era mi madre".

Bastó un  leve gesto de asentimiento con la cabeza para que se entendieran y, seguidamente, miró al pianista que colocó sus dedos sobre las teclas esperando que él empezara. Cerró los ojos y pegando su boca al saxo sopló con delicadeza dejando salir la melodía, de la misma manera que hacía más de cuatenta años la había compuesto.

Fue una madrugada en blanco y negro, de esas que el olvido hace que se tiñan de nieve los bordes, de esas que transcurren en una sala de baile que se difumina por el humo, el calor y las notas de los instrumentos.
Podía haber sido un día como otro cualquiera, en el que tocar era un trabajo por el que le pagaban unas horas para luego irse a la pensión y dormir hasta el día siguiente. Sin embargo, cuando todo el mundo se había ido y él estaba metiendo el saxo en la funda, un joven se le acercó y le pidió una última canción.
No pudo negarse al ver al ver un brillo en sus ojos mientras miraba a una muchacha que le esperaba en la pista, iluminada por la escasa luz que entraba de la calle. Así que dejó salir las notas sin pensarlo, sin seguir ninguna melodía conocida, solo algo suave para comenzar. El joven rodeó a la chica por la cintura y apoyó la mejilla con delicadeza en su cabeza, que inclinada, tenía los ojos cerrados.
Se dio cuenta entonces de que ese momento lo iban a llevar guardado siempre en su memoria, sólo bastaba mirarlos para ver como se difuminaban en una distancia que pronto les separaría,  así que se dejó llevar y tocó una melodía que se fue creando poco a poco, sólo para ellos, con cada paso que daban sus pies, cada vuelo del vestido de ella, con cada luz centelleante que se filtraba por la ventana...
Cuando las notas se fueron apagando, él la estrechó con fuerza y deslizando su mano sobre la de ella se alejó con rapidez llevando su petate al hombro, dejándole sola en la pista, como una silueta que había perdido su rumbo.

Con la funda en la mano, el músico pasó al lado de la joven, que se había dejado caer en una silla, y colocó los dedos en su hombro.
-Se que nunca le volveré a ver - dijo ella con la mirada perdida.

Él la ayudó a levantarse y salieron juntos a una mañana que empezaba a clarear. La gente corría de un lado para otro, la música todavía sonaba en las calles y él encendió un cigarrillo mientras miraba como ella se colocaba el abrigo.
-¿Hoy es la mañana de carnaval? Se me había olvidado - dijo ella sorprendida.
-Sí, eso parece.
La joven se quedó pensando y abrochando el último botón exclamó:
-Entonces nunca podré celebrarlo, ¡Qué pena!...Pero bueno, gracias por la canción - le dijo dando media vuelta y empezando a alejarse.
- De nada - le contestó entre el barullo - a partir de ahora la canción se llamará así, para que  pueda recordarlo de alguna manera.
Ella le miró con ojos tristes y dándose la vuelta se alejó entre la gente.

Cuando terminó de tocar la canción, sintió que se quitaba un peso de encima, como si millones de años hubieran pasado frente a él. La joven, desde su mesa, le sonrió. Él guardo el saxo en su funda y, al pasar a su lado, colocó los dedos en su hombro y se acercó a su mejilla:
- ¿Se volvieron a ver?- le preguntó
La muchacha negó con la cabeza.
- Pero ella se quedó con su canción, y todavía suele tararearla.

A sus 77 años, con un gorro que le protegía del viento y las manos en los bolsillos, caminó lentamente hasta su apartamento y sin encender la luz se dirigió a la cocina. Cogió la botella de aguardiente y la vació en el fregadero.
-Ya no te voy a necesitar más, amiga.
Atravesó el pasillo hasta su habitación y se tumbó en la cama. Le esperaba la mañana siguiente, pero antes disfrutaría de esos sueños que siempre le aliviaban, esos en los que la gente bailaba en la pista hasta la madrugada y cuando se iban a casa las cosas terminaban bien.


Foto recortada de la Swing Station


viernes, 6 de diciembre de 2013

Rompiendo mi día de novela por Mandela, ¡Lo merece!


Esto va por ti, Madiba, porque tus palabras llegaron y llegan, y porque tu ejemplo es un legado que nos queda para ser mejores y luchar por lo que realmente importa.

Mis letras suelen ser ficticias, pero basadas en algo real, y ante esto no he podido dejar de escribir y mezclar, como siempre, para enviarte una carta allá donde estés ahora. Una carta, un beso y un abrazo fuerte. Lo demás... siempre estará. 



Eran las diez de la noche cuando mi teléfono vibró y un mensaje hizo que mi cuerpo se quedara paralizado durante unos segundos, sin saber que hacer, sin saber que mover, que decir, que expresar.  Esperaba la noticia desde hacía tiempo, mis ojos se detenían en cada noticia intentando evitar lo inevitable, mi respiración se entrecortaba antes de que apareciera la primera página en pantalla, mis músculos se tensaban sabiendo que algún día, no muy lejano, iba a tener que escucharlo.

Sin embargo fue en una noche tranquila, mientras cocinaba uno de mis platos preferidos, y alguién pensó en mí al escuchar la noticia. Oí el sonido del móvil y tras terminar de pelar la cebolla, cogí un trapo para secarme las manos y paseé con tranquilidad hasta el salón para adivinar el porqué de ese pitido. 
Mientras mis pies se deslizaban sobre el parquet, escuchaba el silencio de la noche y pensaba en lo bonita que es la soledad de los momentos que la disfrutas contigo misma. La luz amarillenta de la farola estraba por la ventana, y las sombras de los muebles se paseaban por el salón en penumbra. 

Cogí el aparato y pulsé la tecla para leer el mensaje. Creo que me quedé paralizada, sin saber muy bien que hacer. Mis músculos se contrajeron y mi cara dejó escapar un gesto de miedo, una mueca de asombro y un destello de tristeza. 
Miré al infinito y encontré calma. 
La calma que está presente tras la tormenta, la calma que te ayuda a escuchar.
Entonces caminé hasta la cocina y miré las noticias. Ví su cara en la pantalla, ahí, sonriéndome, y tuve que devolverle la sonrisa. 
La tristeza se unió a una ola inmensa que me hizo tiritar y darme cuenta de que me sentía feliz. Feliz por haberle conocido, porque desde hacía tiempo caminaba a mi lado, cerca, sin querer separarme mucho de él  porque me hacía ser mejor, me hacía pensar, me hacía ver las cosas de otra manera, me hacía actuar, me hacía creer...

Así que me acerqué a la ventana de la cocina, esa desde la que se ve parte de la antigua muralla de la ciudad, desde la que las estrellas brillan con fuerza en la noche, y dónde la luna se alza a lo alto mirándonos y cubriendo el suelo de luz. 
La abrí y simplemente alcé la vista para mirarle. Le lancé un beso y cerré fuerte los ojos, para enviárselo. Corté unas cuantas siemprevivas y colgué el ramo en la cuerda de tender, decorando la oscuridad.

Así pude volver a coger el cuchillo y seguir cortando la cebolla. Puse música en el ordenador y seguí preparando la comida. Sintiendome más cerca aún de una persona que siempre caminará junto a mí.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Mi proyecto de novela... sigue!!!


Este mes ha sido una aventura. Una aventura literaria, y novelesca también. Una de esas que hay que contar.

Sentarse a escribir una novela no se hace todos los días, y menos presionada por el NaNoWriMo, mes internacional de la novela. Para lo bueno y lo malo; para la presión y el aliento; el empuje y la impotencia…

Mis días estaban marcados por las palabras que tenía 
que escribir,aunque no siempre conseguía hacerlo.
Lo primero fue abrir un cuaderno y escribir en la primera hoja un esquema de mi idea: personajes, conexiones, principio, historias, fin, lugares… La siguiente página la destiné a las inspiraciones para escribir la historia, la siguiente a los temas que quería resaltar si o sí, a las reflexiones que quería que tuviera. Después un índice, y luego me lancé.


Elegí una biblioteca tranquila, con una mesa al lado de la ventana, un árbol mirándome y el cielo azul cubriendo mi mejilla derecha. El frío se quedaba pegado a las ventanas, y la música de Ben Harper y Jack Johnson se unía a mis dedos para conseguir transformar mis pensamientos en palabras. 




                     

                      
 
Otros días elegía cafeterías curiosas que me ofrecían el ambiente perfecto para dejar fluir la historia. Casi siempre acompañada de un té bien caliente, una música que curiosamente era la que yo tengo en mi ordenador y una mesa alejada de la entrada, de madera, o vieja o reciclada, un sillón como el de casa o una cristalera que permitía que mi mente volara ¡Suerte encontrarlos!




Muchos momentos fueron yo sentada frente a las teclas sin saber por dónde tirar, atascada en las palabras, en una escena que no sabía como desarrollar… Porque una cosa es que la tengas en tu cabeza y otra muy distinta pasarla al papel. Por eso, iba escribiendo partes de la historia desordenadamente, conforme se me ocurrían y tenía necesidad de contarlas. Luego ya las uniría.
Por ejemplo, el tercer día escribí uno de los últimas partes, y el principio no lo terminé hasta la mitad del mes.


Aún y todo no la he terminado. Ha sido imposible. Además de que no quiero hacerlo todavía. Un mes es muy poco para la alegría que sientes mientras una historia se va formando en tu cabeza y va saliendo poco a poco. Durante el día, mientras estas paseando, hablando con alguien, bailando, de vuelta a casa… viene a tu cabeza y te cuenta como quiere seguir. Los personajes se perfilan, el ambiente te invade para que seas capaz de describirlo mejor, los entresijos se revelan poco a poco….
Y no quiero soltarlo.

Así que... me tomo el mes de diciembre para seguir perfilándola.


Ya voy 20.000 palabras, 50 páginas de word...

Y Papeleando tendrá que esperar hasta que mi historia vaya aumentando. Aunque llegan Navidades y el papel estará presente. Algo os contare´.

¡Feliz comienzo del invierno!

viernes, 1 de noviembre de 2013

Noviembre... ¡El NaNoWriMo me atrapa!!!





Empieza noviembre y es el mes del NANO, ¿Y qué es esto, os preguntareís? Es el mes nacional de la escritura de novela. El reto es escribir 50.000 palabras en 30 días, lo que supone olvidarse del mundo y centrarse en esto: escribir, escribir y escribir; porque revisarlo y ponerlo bonito ya se hará los otros once meses restantes. Nadie va a estar comprobando tu trabajo, ni va a verificar si es verdad que has escrito tantas palabras, pero se supone que es un compromiso tuyo, así que tú si lo sabrás.

Así que me he apuntado en su página y empiezo hoy..... ¡¡¡¡Nervios!!!!
Sí, lo se, es un reto personal, que vas apuntando en tu perfil y del que al final la que estás orgullosa eres tú, de terminar con unos cuantos papeles amontonados que se supone que son un primer borrador de algo que crees bueno, o por lo menos, lo intentas.

 

Hasta ahora, aunque tenía ideas para una novela, no me había puesto con ello. Los relatos han ocupado todos mis esfuerzos, y esto es un nuevo reto. Así que con el Nano por lo menos voy a intentar empezar algo, luego... ya veremos.

Por todo esto, y mucho más, voy a estar este mes de noviembre fuera de "Papeleando", con la cabeza de lleno entre hojas, bolígrafos y las teclas de este ordenador. Y de vez en cuando gritando frases como : "mierdaaa, que ya son las 23h y no he llegado a las palabras del día" "necesito más horas" "no me vienen las ideas y no se como seguir ¡un salto en paracaidas por favor!"

Mi posición de aquí al 30 de noviembre.... Voila!


¡Sobreviviré! ;)



lunes, 28 de octubre de 2013

Anastassia Elias y sus obras en papel higuiénico

Anastassia Elias es una crack.
Desde que vi sus diseños en rollos de papel higiénico no he parado de almacenar los mios y mirarlos, luego a mis manos, coger una tijera pequeñita, de esas de cortar uñas, y quedarme mirándo todo con cierta impotencia
¡Cómo le pueden salir estas pedazo de obras de arte!



Tiene 36 años y es de Paris. Estudió filosofía y periodismo y es una artista polifacética: pintura, collages,ilustraciones para niños... Pero estas pequeñas esculturas en rollos de papel de baño es algo que esta corriendo por la web a mil por hora. Y no es para menos. Les cuesta entre dos y tres horas hacer cada uno, y utiliza para el mismo papel oscuro para las figuras del interior para darle un ambiente más real.

Me gusta mirarlos  y re-mirarlos. Dejo aquí alguna muestra más, una genial motivación para reciclar y hacer cosas bonitas.











jueves, 24 de octubre de 2013

Lisa Hannigan y sus vídeo-clips con papel


Descubrí la música de Lisa Hannigan no hace más de dos años. Una antante irandesa con una preciosa voz   que durante 2001 hasta 2007 fue vocalista de Damian Rise.  En 2008 se lanzó en solitario y ha ganado varios premios, y no me extraña, la verdad. Y es que esta chica suena bien, suena Muy Bien.

Pero lo que le trae aquí son sus vídeo-clips. Me enamoraron nada más verlos.
La grabación de una de sus canciones, Lille, la hizo con un libro pop-up y es verdaderamente una pieza de arte.



Resulta que a esta chica le gustan las cosas hechas a mano, y suele pedir ayuda a su madre y a su hermano, Jaimie, que dirige los videos y no dudan en enfrascarse en sus proyectos. Y en estos vídeos sobretodo a contado con la colaboración de Maeve Clancy, cuyo trabajo es magnífico.

Pero no contento con un vídeo, os dejo otro, I don´t know, donde también cuenta con el mismo apoyo, al igual que el de su grupo, con el que toca desde hace tiempo y el que le ayuda a desarrollar toda esa creatividad que hace que podamos contar con estas joyas.



lunes, 21 de octubre de 2013

Tell a story: Libreria ambulante en Lisboa

Tell a Story es una libería ambulante de Lisboa. Es una furgoneta antigua, azul, con estanterías llenas de libros de autores portugueses que sacan a la calle para atraer a los turistas y hacer que se lleven parte de la cultura. Se colocan en distintos puntos, van rotando y ofrecen libros portugueses traducidos a distintas lenguas, para que podamos comprarlos, entenderlos y llevarnos un pedacito de su literatura.

 
 
Se presentan así: “Érase una vez que se era un país que había nacido con el don de la escritura, un autor que quería contar una historia, un libro que pretendía ser leído, un turista que desconocía el portugués, y una tienda que no podía parar quieta en el mismo sitio. Todos unidos escribieron una nueva historia.”

Es una iniciativa única que surge del amor por la cultura y del interés por difundirla.
Es bonito ver esta pequeña furgoneta apostada en una acera mostrándonos sus libros. Y es inteligente que lo hagan de esa forma. Lisboa es una ciudad llena de turistas, y que mejor regalo que un poco de historias propias, algo que trasciende a un objeto o a una lata de conservas que devoras en un segundo.
Un libro perdura, y ellos lo saben.

jueves, 17 de octubre de 2013

This is not a book

Hay veces que hay libros que te sorprenden, y no por las historias que cuentan, sino por lo que te hacen hacer.

En 2008 estuve en París en casa de una amiga francesa y una de las tardes que estabamos sentados en el salón de su casa, ella sacó un libro y nos dijo que si nos apetecía jugar.

El caso era que cada página de ese supuesto libro, era una propuesta para que hiciéramos, lo que nos envolvía en un juego, en un pasatiempo para una tarde tranquila disfrutando de buena compañía.
Recuerdo que abrió el libro al azar y el enunciado de la página era: Dibujate a ti mismo de la manera que más te guste, con los símbolos que más te peguen, con lo que te identifica.
Torpe con el lapiz, no supe por don
de empezar y creo que hice uno de esos dibujos que arrastramos desde el colegio y no hemos aprendido a perfeccionar.
Celine, mi amiga, hizo un retrato precioso donde mezclaba peces y hojas que todavía guardo en algún lado.
Otra de las órdenes era para hacer en la calle, así que la dejamos para más tarde, y otra era de enumerar los momentos en los que había aparecido el color verde en tu vida.
Fue una tarde divertida, una experiencia diferente, algo que siempre he recordado. Apunte la editorial del libro y la guardé. Sin embargo no lo encontré en España, así que al cabo de un tiempo desistí.

Dos años más tarde, en un viaje a Edimburgo, di con una librería en la que encontré el libro. Sí! Vendían libros de todo tipo, y yo encontré el libro que no es un libro.
No dudé en sacar mi cartera y añadir un gasto más a mi cuenta, pero merecía la pena.
Ahora lo tengo en casa, y puedo hacer cosas tan divertidas como esta, sólo o acompañada.



lunes, 14 de octubre de 2013

Zapatos de papel de periódico: Colin Lin


Hace poco, no recuerdo cómo, llegué hasta los diseños de esta mujer Colin Lin, una taiwanesa que encontró la forma de reutilizar los papeles de periódico y hacer cosas tan chulas como estas.




Comenzó su negocio teniendo en cuenta la gran demanda de calzado que existía en su país y utilzando un material que era barato y bueno para el medio ambiente. Con sólo cuatro hojas de meriódico hace unos zapatos como los que vemos. ¡Increible!
Y ya ha vendido más de cuatro mil pares de estos zapatos ecológicos, no sólo en su país sino en EEUU y Europa. Aunque no son muy baratos que digamos, cuestan entre 100 y 150 €, aunque son muy duraderos debido a la goma de sus suelas y el algodón de su forro.

Quizá podamos intentar hacer unos parecidos. Todo es ponerse. Al final todo este tipo de soluciones nos ayuda también a nosotros mismos. ¡A ver quien se atreve!

jueves, 10 de octubre de 2013

Autores que me tocan: Zadie Smith

Me encanta.

Tiene una mirada intensa. Te mira desde la solapa del libro y te quiere decir muchas cosas, aunque parezca tímida y las guarde bajo ese pose sinceroy esos expresivos ojos.
Me encantaría escuchar su voz.

Nacida en el 75 en Londres de madre jamaicana y padre inglés, se crió en un barrio multicultural, y se nota en su prosa. Su primera novela "Dientes Blancos" se publicó en su último año de carrera, en el 2000, por lo que ella tenía 25 añitos. Y ganó varios premios.
Recuerdo el libro. Me lo compré en edición de bolsillo tenía una portada característica. Al igual que muchos de sus protagonistas. A una le faltaban los dientes frontales, otros eran ex combatientes de la Segunda Guerra Mundial, todos eran inmigrantes, con hijos difíciles, o no tanto, simplemente con hijos de segundas generaciones que no lo tienen fácil.

Después vinieron "El cazador de autógrafos", que no terminó de cuajarme y "Sobre la belleza", que me encantó. Otros libro de recopilación deautores, un ensayo, y por lo que leí colabora con su marido en una obra de teatro, además de enseñar desde 2010 Escritura Creativa en la Universidad de New York

Polifacética, pero siempre dentro de un mismo ámbito, de una misma línea.

Dice cosas tan ciertas como que " creces con tu escritura cuando empiezas tan joven" o " mi mente tiene forma de novela". Y es cierto que suele pasar, estas dos cosas. Se cuecen historias cada vez que doblas una esquina, todo es estimulante, cualquier pequeño detalle que parezca insignificante, cualquier gesto. Y eso es lo bonito. Lo bonito de lo cotidiano.

He creido leer por ahí que en noviembre estrena nueva novela, una que lleva siete años escribiendo, entre otros proyectos y sus labores de profesora.
Así que... ¡Espero poder pedirla para Navidad!

lunes, 7 de octubre de 2013

Los libros y sus películas II

En julio hablé de libros y de películas, de como unos a veces enganchan más que los otros, o al revés.
Así que aquí vuelvo al ataque con una segunda parte.

Libros que me han gustado más que las películas:

-Las cenizas de Ángela, Frank McCourt

Lo leí hace tiempo, creo que cuando salió. Y me atrapó desde el principio. Me gustaba el tono, la forma de contar las historias duras de un niño irlandés, una tierra de la que poco sabía en ese momento. Recuerdo que luego salió otro libro: Lo es, y más tarde otro: El profesor. Los compré los dos y los leí con gusto. Me encantaban las historias de Frank McCourt, su vida y su forma de ser profesor.
Empezó a publicar con 66 años y tuve éxito contando sus anécdotas. Me alegro que se reconociera su vida y sus historias.
Y la película que hicieron no estaba mal, pero prefiero sus letras, su puño y su bolígrafo. Te atrapa.


 - Memorias de una Geisha, Arthur Golkjden


También fue hace tiempo. Una amiga me lo recomendó y recuerdo que las descripciones eran expléndidas y que ese mundo que contaba hacía que cada vez tuvieras más ganas de saber un poco más sobre esas historias que nos quedan tan lejos y existen sin que nos enteremos.
La película me gustó. Cómo no iba a hacerlo... pero si tuviera que elegir, elegiría volver a sumergirme en el libro y notar esa tela trasparente que te envolvía al sujetarlo entre las manos y perderte en sus letras.





Al revés (películas más que libros)

-La mandolina del capitan Corelli, de Luis de Bernières

Cayó primero el libro en mis manos, y llegó un punto en el que me quedé parada y me costaba avanzar. Recuerdo que volví a cogerlo entre mis manos y continué, peor no demasiado. Luego lo terminé y me quedó buen sabir de boca.
Sin embargo cuando vi la película me encantó. Fue hace tiempo. A veces no quiero volver a ver pelis que me han dejado un buen recuerdo por lo que pueda pasar, como ocurre con los dibujos animados que vimos de pequeños. Una vez lo hice y me llevé un gran chasco. Pero aquí tengo que reconocer que fue la peli lo que más se grabó. 


-A tres metros sobre el cielo. 

Vi la peli sin leer el libro. Y me atrapó su fotografía, sus imágenes, el viento rozando los cuerpos, la luz de Barcelona, la química de los protagonistas, la múscia...
Y cuando vi el libro en una bandeja de ofertas y me paré a leerlo para recordar esas imágenes que todavía tenía grabadas, quedé totalmente defraudada. Sólo leí las primeras páginas, pero lo cierto es que no pude seguir, me pareció infumable. Luego vi que era un éxito de ventas, y aún me quedé más atónica. Después averigué que la película española era una adaptación del libro que era italiano, así que me quedé más tranquila pensando que habíamos hecho algo bien, que nuestro cine había triunfado.
 
 
Mitad mitad


-Cometas en el cielo de Khaleb Hosseini

Me gustó el libro. Me encantó. Me pareció duro, sí,  pero transmitía de una forma una realidad expresada en una novela que llegaba de una forma distinta, de una forma más potente.
Más tarde llegó la película. Y creo que le hace justicia. Hay películas que no llegan, que se quedan cortas, pero esta complementa, sirve de ventana para mostrar esa realidad, y ayuda.


-El Paciente Inglés, Michael Ondaatje


Sólo tengo palabras de ALABANZA para este título. Fue la película primero, quizá a mis 16 años. En unos cines que ya han desaparecido, donde los carteles de sus últimas sesiones estan descoloridos y los restos de palomitas petrificados entre sus butacas. Recuerdo la música que acompañaba una historia apasionada, a la vez que trágica. Si cierro los ojos veo la última escena con todo detalle. Creo que la he vuelvo a ver tres veces por lo menos.
Y fue hace menos, creo que hace cinco años, cuando cayó en mis manos el libro de Michael Ondaatje. En un puesto de segunda mano lo compré por dos euros y empecé a leerlo tranquilamente una tarde. Pasaron las horas y seguí ahí sentada, con él entre las manos, leyendo despacio, saboreando las palabras. Fue amor a primera lectura. Es que me encantó su forma de narrar, de contar, de decir, de mostrar, de llegar hasta el lector. Por eso lo dejé y seguí leyéndolo poco a poco. Releyendo al día siguiente algunas de las frases, quedándome con su sabor.
Poco más puedo decir, que desde entocnes, como las ciruelas de otra manera.

jueves, 3 de octubre de 2013

Un corto sobre libros el amor a los libros: The fantastic flyying books Mr. Morris Lessmore


Me lo recordó hace poco una amiga. Lo había visto hace tiempo y cuando le di al play empezaron a aparecer las imágenes en mi cabeza.

Hay historias que cuentan mucho en tan sólo unos minutos, y es que el poder de las imágenes es enorme, y en esta pequeña historia más. Es bonita, enternecedora, transmite calidez y también confianza, confianza en que las cosas pasan por algo también, y en que los libros suelen ser siempre, más de lo que parecen.

Este corto de animación lo hicieron en 2011 William Joyce and Brandon Oldenburg, intentando mostrar con una alegoría el poder curatuvo de las historias, de las palabras que se guardan en libros como los que tenemos en casa mirándonos desde nuestras estanterías.

Aquí os lo dejo para que lo disfrutéis. ¡Merece la pena!

lunes, 30 de septiembre de 2013

Mis libros de Septiembre

Este mes ha sido movidito. Tanto, que mi nivel de lecturas ha bajado a sólo dos libros, a parte de la mitad de uno que decidí dejar, a muy pesar mio, ya que el autor me encantaba, pero no consiguió engancharme. Y tres que empecé y no conseguí pasar de la décima página. Eso, y la presión de tener que devolver el libro a la biblioteca. Todo hay que decirlo.
Pero es que demás hay meses en los que no se acierta con los libros que caen en tus manos y por mucho que intentas no te engancha, no hay feeling, no hay conexión. Y por más que te empeñas y lo coges al día siguiente tu empecinamiento no va a hacer más que frustrarte, así que al final decides dejarlo para que otros se interesen por ellos. Siempre hay una mitad para la otra.

Así que los dos afortunados libros que este mes han durado entre mis manos han sido:

- Decidme como es un árbol, de Marcos Ana

Una lectura comprometida, una historia de represión y de vida. Como el mismo se proclama, es una poeta obligado. Tras 23 años en prisión, fue esa la via de escape que encontró para expresar lo que sentía él, y todos sus compañeros. Porque él siempre ha sido él y todos los demás. Cuando salió tras media vida entre rejas, se dedicó a viajar para dar a conocer lo que realmente pasaba , para agradecer todo el apoyo a aquellas personas y colectivos que desde fuera habían estado apoyándoles y para participar en actos y celebraciones en las que él nunca quería que le elogiaran personalmente, sino en colectivo.
Un bonito trayecto, una bonita lectura, una vida difícil, unas circunstancias inexplicables, una realidad que duele.


- Et puis Paulette de Barbara Constantine (lo he leido en español, pero prefiero su título orginal ya que el español me horroriza)

Vi el libro en una librería portuguesa y su portada, cómo no , llamó mi atención. Lo hojeé, leí el principio y poco después lo cogí en la biblioteca.
Engancha de esa forma que tienen varios autores franceses de hacerlo. De capítulos cortos y entresijos entre los viejos de una pueblo, es un libro agradable que coges con gusto antes de apagar la luz y entregarte a morfeo.
Además su autora ha creado una página web, aunque como he visto no está muy actualizada, en la que ha querido resaltar más el foco del libro, la solidaridad entre generaciones.




Octubre...¡A por más! Ya tengo uno empezado y dos esperando...

jueves, 26 de septiembre de 2013

Librerías con encanto

Hay muchas, y repartidas por todo el mundo. Cada una con su estilo, su influencia y su visión. Y verlas es un placer, aunque muchas de ellas tenga que ser en foto, ya que cruzar el charco es un poco caro, aún que sea para ver maravillas como estas. Otras se que las veré dentro de unos meses, y otras no están aquí porque las conozco personalmente y les dedicaré una entrada especial.

Así que aquí están unas cuantas que he ido recogiendo por la web. Todas las tienen algo especial: una estética que las hace únicas. Ya sea abigarrada, modernista, o histórica. Todas muestras esa peculiaridad que te envuelve y te hace elevarte un poquito del suelo. No puedes frenar el impulso de coger un libro, verlo, hojearlo, leer la contraportada, olerlo, dejarlo en su sitio e ir a por otro. Lugares idílicos como Mikonos o Venecia, y otros tan normales como la gran gran ciudad de México, donde entre tanto barullo y tumulto que dicen que son sus calles, encontramos maravillas del papel. 
Sin poder dejar de hablar de Hay-on-way, un pueblo de Gales donde hay más de 40 librerías, sobretodo de libros usados, y cuenta con sólo 1845 habitantes.

La verdad es que disfruto con estos sitios porque me envuelven en un mundo al que es agradable acudir de vez en cuando para aislarte del ruido que a veces ocupa los minutos del día a día.
Como dijo Jojen Reed "Un lector vive mil vidas antes de morir, el que no lee sólo vive una" 
Gracias a estas librerías, y a muchas más, esto es posible.



El Ateneo Gran Splendid en Buenos Aires
Atlantis books en la isla de Mikonos, Grecia

Bart’s Books en Ojai, California

Cafeteria El Pendulo en México

Libreria Acqua Alta en Venezia

Hay on Way, Gales, Inglaterra

Librería Lello-e-Irmão en Oporto, Portugal

Ler Devagar, Lisboa, Portugal
Shakespeare and company, Paris
 Si encontráis alguna, avisad. ;)

lunes, 23 de septiembre de 2013

Bisutería de papel: Zarzillos

Un día, paseando por la ciudad, me tope con un mercado de artesanos y con un puesto que me atrajo nada más verlo. ¿Que por qué? Por esto:

Zarzillos
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Estaba todo hecho de papel!!!!!

Conocía el concepto porque tenía unos pendientes vietnamitas hechos de esta manera, pero no había visto nada parecido en España. Me paré, observé, cogí los pendientes, las diademas, los broches, hablé con la dueña sobre la técnica, sobre los colores, la textura...
Te llamaban por su colorido, sus formas geométricas, sus movimientos... Te dejaban una dulce sensación y te incitaban a llevártelos a casa y empezar a lucirlos ya por el camino.

Me contó que "era una bisutería 100% reciclable" hecha de cartulina que iban enrollando con mimo para que se fuera encajando. Y otra cosa importante era que elaboran el barniz artesanalmente y es ecológico.

El caso es que se me quedó en la mente comprar algún día una diadema hecha de papel, pero entonces me acordé de que tenía los pendientes vietnamitas un poco rotos y quizá los podía reutilizar y crearme yo una. Así que me puse manos a la obra y aquí abajo está el resultado. Muy básico, pero me quedé encantada.



Viendo cosas como estas te das cuenta de todas las posibilidades que tiene este material que tanto me atrae y como las personas seguimos ideando formas de sorprendernos unas a otras.