miércoles, 20 de abril de 2011

Disfuncional

Y con esta canción de Hermanas sister, va un nuevo texto para estas tardes de sol

Ruth era disfuncional. Lo arreglaba intentando sobresalir en algo, como por ejemplo en hacer figuras con papel, pero a veces le salían torcidas y entonces las tiraba a la basura, y el portero las recogía y se las daba a sus hijos para que jugaran, porque a él le parecían lindas marionetas que alguien podía darles vida. Y sus hijas, las llevaban a la escuela, y varios niños jugaban con ellas en el patio y se iban a sus casas hablando de ellas.

Otras veces, Ruth, lo arreglaba pintando en los cristales de la cocina. Hacía bellas formas con los pinceles y esperaba a que le diera el sol para que proyectara luces de colores en las baldosas frías. Y desde la calle las vecinas podían ver el colorido, y sonreían, y se lo contaban unas a otras, a veces hasta descolgaban el teléfono para llamar a sus parientes y en las conversaciones se lo contaban, y ellos abrían mucho la boca y se imaginaban todo como una postal, donde el color sale sólo de una ventana mientras el sol se apaga.

Y otras veces, Ruth, tiraba mensajes que no se atrevía a decir en voz alta a nadie. Recortaba unos papelitos con formas y escribía palabras bonitas que caían sobre las calvas de los viandantes, en las bolsas de la compra de las señoras, a los pies de las mamás que iban con su hijos, en las mochilas de los adolescentes... y todos estos se sorprendían cuando los encontraban, luego esbozaban una sonrisa, y luego se sentían tan bien que aquel día ya estaba todo resuelto.

Y lo más triste era cuando mirabas hacia arriba y veías a Ruth asomada a la ventana pero sin querer que la viesen. Pero muchos hacían como que no la veían y seguían sonriendo su camino. Así ella se sentía tranquila y podía asomarse un poquito más.




miércoles, 13 de abril de 2011

UNA LINEA




Rodeada de la quietud de la plaza, la luz se iba extinguiendo mientras miraba el palacio. Ahí arrinconada, en un banco rodeado de césped, observaba sus piedras con curiosidad y empeño por discernir cada grieta, cada recoveco, cada torre...
Cogí el lápiz y empecé a dibujar cada línea... como se cortaba y seguía ascendiendo; como daba un giro y se convertía en torreón; luego descendía paredes y se convertía en una puerta, en un cincel, en una gárgola...
Y mientras movía mi mano creando negros y grises, escuché una música que venía de la plaza de al lado, donde la iglesia había cerrado su portón hacía unas horas y sólo quedaban los pasos extinguidos de los viandantes. Era un voz ronca que se desgarraba al rasgar las cuerdas de una guitarra, que hablaba de historias prohibidos, lejanías y desamores.

Sentí como se impregnaba mi papel de notas musicales y se convertía en un dibujo en movimiento, como la música hacía hondear las ramas de los árboles y alumbraba velas en las ventanas.

Cuando ya se hizo de noche y la música se iba apagando, me levanté rápidamente para poder poner rostro a aquella voz ensoñadora. Doblé la esquina y penetré en la plaza dejando caer unas monedas sobre la funda de la guitarra, viendo por el rabillo del ojo como aquel gitano me observaba y se daba cuenta de que yo tenía algo de esa música en mis venas.


miércoles, 6 de abril de 2011

De otros

Esta vez tengo una minirelato pensado. Va de música, de un gitano, de una plaza... pero no está terminado, y quería dejar aquí un trocito de algo que encontré en el blog de Ana Jaka y me encantó:

"Haciendo el payaso, otra vez
Otra vez he hecho el payaso. Porque he querido, como siempre, pero no, no ha habido aplausos. ¿Risas? Casi, es decir, tampoco.
Bueno, no siempre se puede triunfar. Hay que probar de todo hasta dar con la clave, y luego otra vez, cuando se te gasta la gracia.
Es lo que más me gusta del oficio: buscarle las cosquillas a la gente. Y probar, hoy aquí, mañana, allí.
A. dice que los payasos tienen la nariz roja porque tienen enfermo el corazón.
Entonces alguien ha debido de curarse porque nos encontramos una nariz de payaso en el suelo el otro día. Había cogido polvo y me puse a estornudar."