lunes, 31 de enero de 2011

Sobre cómo enterarte de la vida de una persona escuchando sus conversaciones en un trayecto


Todo empezó una tarde-noche cogiendo un tren en Barcelona. Escuché la primera conversación que narro de una chica hablando por su móvil, lo demás... me lo imaginé.
Ilustrado con una foto de Dani, y ya que seguimos con Barcelona, acompañado por una canción de Love of Lesbian (adoro sus videoclips)




- ¿Sí? Dime Jamal. No, ya he salido de prisión. Estoy volviendo a casa.Mañana tengo visitas... Sí, pásate antes de las cinco. Te dejo, viene el tren... ¡Hasta mañana!


- ¡Hola! ¿Juan? Tenemos dos casos nuevos y hay que archivarlo todo. Uno está en la enfermería. Deja el informe encima de la mesa... Sí, mañana lo veré.



- ¿Lisa? Soy yo. ¿Qué tal todo? ¿Los niños? ¿Rita duerme...? Perfecto, llego en cuarenta y cinco minutos. ¡Hasta ahora!

- Richard, estarás trabajando... Te dejo este mensaje porque mañana te toca a los niños pero Julio está malo y Rita quiere ir a ver a su prima. A las doce estará en casa mi madre, por si quieres pasarte a esa hora. Me dices algo cuando salgas.

- ¿Tomás? Dime cariño... ¿Qué? ¿Y mamá? Dile que se ponga. No, dile que se ponga. Vale, vale... Si el cabrón de José está gritando, vete a tu cuarto, ¿vale? Cierra la puerta y ponte la música. No te preocupes, mamá estará bien, voy para allí.

(Mierda, mamá. ¡Coge el teléfono!)

- ¿Mamá? ¿Dónde está mi madre? Dile que se ponga. Me da igual lo que me digas, José. Dile que se ponga. Joder, no me hagas hablar mal, pásale el teléfono. ¿Mamá? Voy para allá, ¿me oyes? He hablado con Julio... ¿Cómo que no? Sí, la tele, pero ¿te crees que soy tonta? Estoy en diez minutos... Como te toque se entera.

- Lisa, lo siento, tengo que pasar por casa de mi madre. Llegaré un poco más tarde, acuesta a Luis. Gracias.

- Yago, escucha. Dejamos lo de esta noche para otro día, ¿vale? Sí, a mí también me apetece mucho pero no puedo ir, tengo un problema familiar. Resérvame otra cena.

- ¿ Policía? Sólo quería avisarles que voy para la calle Quiñones número 14, puede que haya enfrentamientos... Páseme con el agente Gredos, por favor.

jueves, 20 de enero de 2011

PAPEL LERIA II

Para que los que os quedásteis con ganas de saber más sobre esta entrada, aquí viene otra parte, que aunque se titula como II, realmente puede ser la I, o la V, o quién sabe... Ambientada con la música de Hindi Zahra



Había algo que no encajaba. Las llamadas demasiado intermitentes, los vacíos tras las conversaciones, las palabras susurradas... Mi hija me quería decir algo y no la entendía. Pero teníamos un código. Ante cualquier cosa extraña, huir. Así que tras meter algunas cosas imprescindibles en una maleta, nos embutimos en los abrigos y con los niños a cuestas dejamos la casa atrás. Un coche doblaba la esquina mientras giramos tras los contenedores y escondidos en el jardín del vecino vimos como destruían nuestra casa.
Apoyé mi frente contra la de mi nieta mayor, que tan sólo tenía 4 años, e intenté que me escuchara atentamente:
-Tu hermana es todavía pequeña Margo, eres tu la que deberá cuidar de ella, pero sin que se de cuenta. A llegado el momento de separarnos.
Ella asintió. Lo sabía desde siempre.
Corrimos entre la maleza hasta una casa deshabitada donde guardaba las llaves de un coche antiguo escondido en una calle solitaria. Arranqué aquel trasto a duras penas y conduje con mis nietas dormidas en el asiento de atrás. Mi hermano me esperaba en su casa, donde mi hijo mayor se paseaba nervioso.
-Han matado a Clara - me dijo nada más llegar - ¿Y las niñas?
-Estaban conmigo, tu hermana me las dejó mientras iba a terminar una misión.
-¿Tomas estaba con ella?
-Si - dije inclinando la cabeza.
-Entonces...
-Si...
Y miramos a las niñas sintiendo como sus lazos parentales se separaban con fuerza de sus cuerpos.

Pasamos la noche inquietos, sin poder dormir. No poder derramar una lágrima por la vida de mi hija y su marido me desgarraba por dentro. Me paseaba pensando en nuestra misión, enfocando un futuro donde no tuviéramos que vivir con miedo, pero eso no existía, no por el momento.

Mi hermano agarró mi mano mientras me perdía en el movimiento de los árboles tras los cristales y me susurró que teníamos que dejarlo por el momento.
-No tendría sentido que muriéramos todos.
-Lo se
-Tenemos que recurrir a lo que nos enseñó nuestra madre
Le miré temerosa
-No se si sabré hacerlo
-Tenemos que hacerlo - balbucee
Me acerqué a mis nietas, acurrucadas entre ellas en el sofá y las desperté suavemente
-Tomad niñas, os quiero dar una cosa para que lo guardéis siempre -y deposité en sus manos un anillo igual para cada una.
Ellas me sonrieron emocionadas.
-Será lo único que conserven - dije a Philiph suspirando
-Es mejor así.
Y apoyé mi mano sobre sus frentes mientras empezaba a recitar frases inteligibles

(Continuará...)

lunes, 17 de enero de 2011

Linda (again)

Retomando uno de los relatos que colgué en el blog en agosto, aquí os dejo una nueva forma de transmitirlo, con la música de fondo de Medelia, como no ;)

jueves, 13 de enero de 2011

Drive... but ¿where?

Rescaté esta canción del olvido, y salió esto, decorado con una foto de Almudena del Pozo




Pensé que la niebla se había esfumado, pero cuando cogimos el coche todavía se aferraba al parabrisas. Siempre me había fascinado la manera en que la luz va apareciendo por el horizonte mientras dejamos atrás las largas horas de la noche, y ese día lo fui descubriendo minuto a minuto, segundo a segundo, mientras tiritaba de frio acurrucada todavía con el abrigo puesto y miraba al asiento de mi izquierda con admiración.
Él conducía tranquilo, con entereza, apenas sin respirar, mientras la radio daba las noticias y nos manteníamos en silencio. En el asiento de atrás dormía Sofía, envuelta en su abrigo, con un muñeco que sobresalía pegado a su mejilla.

Miré por la ventanilla y observé las sombras de las montañas a lo lejos. Fronteras que traspasar. No sabía sus nombres, no conocía su olor, pero teníamos que atravesarlas y correr lo más rápido posible.

Nos conocíamos desde siempre y Sofía debería haber sido suya. Pero el destino no lo quiso así y mi pequeña de rizos marrones tenía varios rasgos de nuestra pesadilla. No lograba entender como cambian las personas, pero tampoco había querido intentarlo ya. Lo que más me importaba eran unas frases pronunciadas en un cobertizo que volvían a míos oídos desde la lejanía del pasado, repitiendo una canción de un casete: "Sea lo que sea que el mañana suceda, estaré allí". El tiempo volaba sin preocupaciones mientras me miraba a los ojos y me repetía el estribillo.
Por eso miré a mi izquierda, agarré la mano que sujetaba el volante con fuerza y me acurruqué junto a él. Porque ese mañana había llegado y él estaba allí.




lunes, 10 de enero de 2011

8:57


Me puse el collar frente al espejo y miré el móvil. Las 8:39. Observé la cama a medio hacer y el cuadro de la cabecera, una copia de un Botticelli que adquirimos hacía años en una subasta. La ventana abierta y la cortina hondeando...
Cogí el bolso y abandoné la habitación, dejándolo en la entrada, dónde sobre una mesita un marco de fotos me devolvía una imagen feliz que ya no me decía nada. Escuchaba el tic tac del reloj del salón, las 8:51.
Entré en la cocina y bebí un poco de té que reposaba en una caza en la encimera. Mientras me llevaba la taza a la boca observé el árbol que se veía tras la ventana, las hojas estaban empezando a caer y la vecina salía alejándose por el camino de la entrada.
Me fijé en la lista de cosas por hacer que colgaba de la nevera y vi que todavía quedaban cuatro, todas pensadas en común. En el reloj del frigorífico marcaban las 8:54. Dejé la taza en la pila y abrí el armario de entrada. Los skies descansaban al fondo, pero tan sólo cogí uno de mis abrigos. Cerré las puertas y apoyé mi cabeza cerrando los ojos. Respiré. Los volví a abrir y me coloqué el gorro frente al espejo. Escuché la bocina y cogí mi bolso. Saque una nota, la coloqué en la entrada y agarré la maleta con la otra mano. Pisé a la calle y el taxista salió a ayudarme a colocarla en el maletero. Me senté en el asiento de atrás y este arrancó. Miré el reloj de la radio, eran las 8:57.