domingo, 26 de septiembre de 2010

Give it birth

Una preciosa canción de Yael Naim ha hecho que salgo esto de dentro de mí. Haced como queráis: canción primero, entre medias, a gusto del lector y oyente. Pero escuchad la letra, empaparos de ella; dice mucho...
Lo mio... un mero acompañamiento




Mira a lo lejos,
El amarillo deja paso al naranja, al rojo, al morado... y finalmente desaparece,
hasta que dejas de distinguir los lunares de tu piel.

Lo se, cierras los ojos y sientes que algo te envuelve,
una tela invisible que sale de tus dedos,
atrapa tu piel suavemente y te cubre como un manto de ganchillo.

Te inventas, te cubres de acuarelas de colores que tu mano deja derramar,
y observas ese precioso desastre que tienes dentro de ti.
Y te ves alejarte…
porque te da miedo, y no sabes como continuar dibujándolo,
Porque una vez te olvidaste de respirar
y no dejaste que el mapa de tu vida siguiera igual.

Y algunas noches,
escuchas música a tu alrededor,
y empiezas a dar vueltas sin querer que termine.
Deslizas tu brazo hacia arriba,
dejas escapar un leve movimiento con la pierna,
giras los dedos y liberas tu cadera,
y entonces…
Sólo entonces algo vibra en tu interior,
sube la música y tus pies se despegan del suelo,
y todo sale de dentro de ti,

Cierras los ojos y notas la brisa en tu cara...

Y cuando el sol se esconda,
dejaré que te acurruques en el sofá,
y me sentaré a escribirme cartas en la ventana de un bar…

Creo que no tiene mucho sentido, salvo para mí, pero es lo que surgió tras la canción. Puede que una sucesión de frases medio inconexas, pero... ¿no es eso la vida?

lunes, 20 de septiembre de 2010

Luz

Me gusta cuando entra por la ventana del cuarto de baño de Cartagena y se incrusta en las baldosas verdes de flores, se refleja en los botes de cristal medio abiertos y llenos de potingues, se balancea sobre la cortina de lunares de la bañera...
Atraviesa la puerta por el cristal rugoso que revela sombras del interior, y recorre el pasillo acompañado por los rayos que entran a través de las habitaciones. En una de ella se cuela entre las rendijas de la persiana, se posa sobre una cajonera medio abierta, se esparce entre las baldosas, salta la ropa del suelo, se refleja en un espejo y sube al techo, cae en picado a una pecera llena de pañuelos de colores y de ahí se aproxima al pasillo.
El parquet deja ver sus imperfecciones mientras lo recorre y llega en línea recta al salón, desde donde se cuela entre la cortina de madera hasta la terraza. Con sus plantas esparcidas a cada paso, su barandilla negra ya oxidada, las sillas desvencijadas por el viento y los cojines empapados de la noche anterior.
Se escapa entre los tejados de las casas, enredándose entre las antenas, obviando las tejas rotas, iluminando los cristales cerrados, empapando la ropa colgada, deslizándose por las copas de los árboles y huyendo en la lejanía; dónde se cuela entre otras casas, camina por otras calles, observa otras realidades... pero también pasa. Porque todo pasa. Todo pasa y todo vuelve: lo bonito, lo feo, lo que importa, lo que no... Y la luz, cuando se posa en nosotros, nos infunde un poco de ese calor que nos ayuda a pasar, o no. ;)



lunes, 13 de septiembre de 2010

Our time

Esta vez todo empezó con una fotografía que me enseñó una amiga. De ahí salió la historia, la mini historia, mejor... el mini trozo de una historia. Y en cuanto a la canción, me acordé de "Our time" de Tyler Hilton, sólo que mejor no veáis el vídeo que es muy cursi (no encontré otro mejor); Escuchad simplemente.





Levanté los ojos y barrías las hojas apiñadas en los bordillos de la acera. Tu pelo había crecido y al principio te costó reconocerme mientras me mirabas entre unos mechones que caían por tu cara.
Nos miramos y no supimos que decirnos.

Abriste la boca, y luego la cerraste.
La abrí yo, y suspiré sin contenerme.
Intentaste sonreir y no pudiste,
intenté pestañear y no resultó.
Las hojas volaron y tú ni te inmutaste.
Las farolas se encendieron y mi pelo se coló entre mis ojos. Entonces lo aparté y tú miraste al cielo.

La calle estaba desierta y sólo el viento nos acompañaba.
Una hoja cayó y me acordé del chaparrón que nos caló un día en la montaña.
Cayo otra y vi a tu gata enredándose entre los flecos de mi vestido.
Otra, y las olas nos golpearon mientras intentábamos hacer surf.
Otra, y viniste a buscarme al trabajo con un pastel de fresas y nata.
Otra, y me sostuviste la mano en el funeral de mi abuela.
Otra, y te di besos en el hombro cuando te despertaste de una horrible pesadilla.
Otra, y tu llegabas tarde de trabajar.
Otra, y empezamos a pasar demasiados ratos en silencio.
Otra, y dejaste de venir conmigo a los teatros.
Otra, y me deslicé entre tus dedos.

Cuando el viento pasó, sólo quedaron tus ojos frente a los mios y ya no sabían hablarse.
Empecé a caminar y agarré fuerte mi bolso. Tenía que aplastar algo.
Doblé la esquina y rompí a llorar.
Anoche soñé con la pintada de la calle que tu barrías.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Será

Con una foto cedida por la dueña del hipopótamo y una canción que me dieron a conocer el otro día y no deje de escuchar en toda la mañana. Así surgió este mini relato, que no es tal, sino una acumulación de "serás" que han volado hasta mí. Todo rematado por un compañero de asiento que en una terraza, aunque distinta a la mía, me sopló algo sobre un paraguas...



Será ese nombre raro que aparece de repente en tu boca,
o una lejana tonada que ronda mi cabeza cuando me dejo llevar,
Serán las risas de la plaza que a veces me evocan tiempos pasados,
o el viento que entra por las rendijas del balcón y hace que me acurruque aún más.

Será eso que un día escuché de tu boca, y de tus ojos,
o será que mi pelo ya no retiene el olor de antaño,
será que el rojo de mis uñas ahuyenta a los cazadores furtivos,
o que anoche soñe con un hipopótamo que se metía en mi cama.

Será el tamaño de los sueños lejanos,
o el olor de las páginas leídas desde el otro lado del teléfono,
será la lluvia que empapa los paraguas cerrados,
o quizá esos lienzos antiguos que parecen abandonados.

Será que el olvido es una de esas palabras que borré hace tiempo de mi diccionario,
será mi empeño en esperar un después,
será este mundo que siempre me empeño en volver del revés,
o puede que simplemente sea el sabor de la fruta que a veces cuelga de mi puerta,
o que me arden los labios por besarte esta vez.